Campo de la Cruz (Atlántico).
Miércoles 28 de octubre de 2015
Llegué a este pueblo desde el cruce de Carreto que divide la carretera troncal del norte, la que va para Cartagena o para Barranquilla.
Una moto me entró al pueblo por mil pesos. Desde el comienzo Campo de la Cruz me gustó. Tiene una iglesia decente de dos torres, con un rosetón entre las dos atalayas.
Me impresionan las calles tan amplias y arborizadas de Campo de la Cruz. Algunas avenidas tienen separador con plantas decorativas. Qué bien.
Al frente está el parque con cubierta para reuniones oficiales.
La alcaldía también es apropiada. Pero como no había almorzado, fui a comer al restaurante ‘Brasas de Campo’.
Lo particular allí es que sirven el mondongo, la especialidad de los miércoles, en totuma grande y si el cliente quiere, la cuchara también es del mismo material.
Yo preferí los platos y cubiertos normales, pues el lavado del material natural no asegura una buena higiene.
Caminé un poco hacia la plaza, que es pequeña. En una de las mejores casas del pueblo, con baldosa antigua y terraza a la entrada, me atendieron de maravilla.
Los papás, dos hijos y un tío, hacían tertulia para bajar el almuerzo.
Esta familia me recibió muy bien. Tan pronto como vine a saludarlos, sacaron silla y al momento la hija trajo el vaso de limonada con hielo, que necesitaba para este día tan caluroso.
Mis amigos me contaron lo difícil que fue el invierno de finales del 2010 en estos pueblos cercanos al Canal del Dique.
Por falta de mantenimiento y previsión gubernamental, el muro de contención del canal se rompió e inundó de tal manera a Campo de la Cruz, Suan y Candelaria, que acá el agua llegó a una cota de 2.80 metros por encima del piso.
Muchas casas desaparecieron bajo las aguas y todo el pueblo hubo que desocuparlo.
Fue algo muy difícil. Y sí, recuerdo muy bien las fotos aéreas de estos pueblos inundados que pasaban por televisión.
En 1.983, recuerda el abuelo, hubo otro invierno muy fuerte, pero en ese momento los muros del canal lograron contener las aguas.
Me despedí y agradecí a mis amigos y fui a fotografiar la Biblioteca y unas casas con publicidad muy ‘corroncha’, en el mejor sentido del término.
Luego contraté un moto taxista que por $4.000 me hizo un tour por la Alcaldía, las edificaciones recientes de los dos colegios que, están uno seguido del otro.
Por último fotografié el nuevo hospital, con sede amplia y bien dotada.
En una de las paradas a fotografiar motivos interesantes, se me ocurrió decirle al dueño de ‘Pablo’, un burro bien enjalmado, que me permitiera tomarle una foto al jumento, a lo cual el amo me sugirió que me subiera al lomo del animal.
Qué risa. Tanto el dueño como un joven vecino, me ayudaron a subir hasta colocar mis posaderas sobre la enjalma. Pero soy tan tieso y estoy tan pesado que mis amigos tuvieron que esforzarse bastante, en medio de risas, para ayudarme a trepar.
Además la enjalma no tiene estribos y para un inexperto como yo, sin dónde colocar el pie, la subida se hace más difícil.
Fue una circunstancia muy chistosa. Yo tampoco me podía ayudar mucho de la risa. Y al tratar de sentarme sobre la montura, por poco quedo que, ni pa’ tío…
Después de esa graciosa experiencia, recogí el morral en Brasas de Campo y regresé a la troncal a esperar carro para Candelaria.
El alcalde de Campo de la Cruz hasta el 2019 es el señor José de Jesús De León Marenco.
Acá viven en total 19.000 campocrucenses, 16.000 en el pueblo y tres mil en los campos.
Bueno, se ve que la gobernación si se interesa por municipios distintos a la capital. En otros departamentos de la Costa pareciera que dejaran estos municipios a la deriva con alcaldes corruptos. Se ve muy bonito Campo de la Cruz.