Caldono (Cauca).
Miércoles 12 de julio de 2017
Antes de llegar.
Para llegar a Caldono desde Santander de Quilichao, hay que tomar la carretera Panamericana hacia el sur, ubicarse en ‘Pescador’ y desde ese cruce tomar la vía que llega a Caldono.
Durante el viaje estuve observando al ayudante del conductor, un joven de piernas cortas, el menos indicado para ese oficio, pero qué hombre tan eficiente.
Definitivamente en la vida uno consigue lo que quiere, siempre y cuando se lo proponga con entusiasmo.
Al llegar a ‘Pescador’, me hice fotografiar con el gobernador del cabildo indígena y su esposa. Al jefe no le falta su bastón de mando, qué chévere.
Siberia es un corregimiento grande de Caldono, con mejor iglesia que la de la cabecera municipal.
Pueblo campesino.
El templo de Caldono es más pequeño, de una sola torre, pero trapeado y sacudido. Por dentro lo salva el cielo raso en lámina troquelada que se ve en otros templos del sur del país.
Caldono es un pueblo pequeño en donde habita solo el 7% de la población del municipio. El resto son campesinos e indígenas que se dedican a labores agropecuarias.
En el parque hay árboles altos de cuyas ramas penden melenas de las que antes asustaban a las mujeres solteras. No podían pasar por debajo, porque se quedaban para vestir santos.
Opinión de un testigo de la guerra.
En el centro del pueblo estuve conversando con un hombre amable que fabrica pan para vender en las veredas.
El lugareño comenta cómo en las ciudades la gente no valora el proceso de paz, porque no le ha tocado vivir los pavores de la guerra.
‘Otra cosa era pasar la noche con la incertidumbre que de pronto cayera un cilindro-bomba’.
A mi amigo le mataron un hermano y un cuñado. El hombre me cuenta que en la parte de arriba, aún quedan las ruinas de la escuela que dinamitaron las Farc.
Hasta hace cuatro años en Caldono la vida se acababa a las seis de la tarde, todo el mundo debía recluirse en sus casas por temor a un ataque guerrillero. Ahora no, reina completa paz y el pueblo comienza a tomar impulso.
Mientras escucho al amigo, pienso en aquellas personas amargadas que por concentrarse en lo poco que les falta, se olvidan de todas las riquezas que poseen y con las cuales podrían ser felices.
Lo mismo ocurre con algunos colombianos que se empeñan en señalar lo que le ha faltado al proceso de paz: los niños que la guerrilla no ha liberado o los secuestrados que siguen en cautiverio, pero se olvidan de las armas entregadas, las zonas a las que ya se puede ir o los soldados heridos que ya no llegan al Hospital Militar.
Aún no vivimos en paz, infortunadamente, pero el país sí ha dado un paso importante en esa dirección. Todo depende de qué tan proactivos seamos en adelante y a mediano plazo.
Cerca a Caldono hay dos campamentos veredales. En uno están los ex guerrilleros de las Farc y en el que vimos ahora a la venida, los delegados de la ONU.
Y también en predios del municipio construyen por estos días otra zona para milicianos de las Farc.
En la alcaldía, en donde estuve repartiendo tarjetas del blog, lo que más me impactó fue ver a todos los funcionarios sonrientes, animosos y comprometidos con la nueva administración.
A esta hora temprana llegan al centro de Caldono los funcionarios de la ONU para una reunión con el alcalde.
Ahora me entero que hay carretera directa de Santander de Quilichao a Caldono, pero lo que no se consigue es ruta formal por esa vía. Si la hubiera, el viaje entre los dos pueblos sería mucho más rápido y económico.
A lo mejor cuando la paz se instaure del todo y el comercio tome fuerza, esa vía se aproveche como debiera.
Comunidades indígenas.
En el marco de la plaza está el edificio sede del cabildo indígena. Mi amigo panadero, a pesar de ser de raza blanca, también pertenece al Cabildo.
Los indígenas de esta zona han conseguido muchas reivindicaciones gracias a sus luchas. Porque son comunidades muy organizadas y saben halar todos de la misma cuerda.
Por ejemplo, tierras que les habían arrebatado los terratenientes o la guerrilla, poco a poco las han recuperado.
En realidad en otras zonas sí existen comunidades paeces más violentas y que lo único que buscan es poder y el dinero, fruto de la explotación cocalera.
Un campero ampliado que hace las veces de Chiva, fue mi transporte para regresar a Pescador en la parte de atrás del vehículo, en animada tertulia con los demás pasajeros.
El alcalde de Caldono hasta el 2019 es el señor Paulo Andrés Piso Lozada.
Acá habitan en total 30.000 caldonenses, dos mil en el pueblo y 28.000 en las veredas.