Cajicá (Cundinamarca)
Al norte y muy cerca de Bogotá, se pueden visitar media docena de municipios pequeños, organizados y acogedores: Cota, Tenjo, Chía, Tabio, Sopó y Cajicá. Pueblos con encanto que se pueden recorrer incluso en un fin de semana y hasta en un solo día.
En lengua chibcha Cajicá significa ‘fortaleza de piedra’. Será por eso por lo que en el parque principal las eras se protegen con piedras grandes que además decoran el entorno.
Pueblo con señorío.
Advierto que Cajicá es un pueblo de una elegancia y un señorío, como pocos. Todo allí es discreto, exquisito y de gran gusto. Creo que es de los pueblos más aristocráticos que he conocido.
Y no es para menos, pues en épocas recientes ha tenido cuatro alcaldesas en el Palacio Municipal. Casi siempre las mujeres son más responsables, cuidadosas y eficientes.
En el centro se levanta el monumento al hijo insigne de este pueblo y el ex alcalde más querido: Enrique Cavalier Gaviria: 1.935 – 2006.
La carrera sexta de Cajicá, es la avenida más transitada por autos y cajiqueños. Una vía con mucho comercio y pocas fachadas tradicionales.
Alrededor del parque de Cajicá se conservan casas antiguas o restauradas y un obelisco que tiene en la punta el águila con una corona de laurel en su pico, como homenaje al Libertador. Es una buena idea, original por lo demás, a cambio de la tradicional estatua de Simón Bolívar.
Hermoso templo
La iglesia de la Inmaculada Concepción de una sola torre y elegante diseño, ostenta un gran rosetón y alto-relieves con escenas bíblicas y en el punto más vistoso de la fachada.
En las dos oportunidades que he venido a este templo, he visto el altar decorado con flores finas, de las más bellas que se producen en los alrededores de Cajicá. El piso conserva la baldosa clásica de los años 50.
En la nave lateral se venera la imagen de San Francisco, con una paloma en su mano y de un refinamiento impresionante. Parece que habla.
La iluminación del recinto, sobrio y elegante al mismo tiempo, llega a través de vitrales coloridos.
Con regularidad le hacen mantenimiento a la iglesia, por lo cual conservo fotos diferentes del mismo frontis, pintado con bellos tonos pasteles.
Pero más que a la iglesia, mi recuerdo de Cajicá quedará ligada al rico sabor de la pizza con abundante queso, que venden sobre la avenida. Vi a algunos lugareños comiendo porciones triangulares y me indicaron cómo en la carrera 6 No. 2-92 está la venta de comida italiana.
No recuerdo haber probado una pizza tan rica, suave y con tan abundante proteína, fuera de que su precio es muy accesible. La de pollo con champiñones estaba exquisita, no más por ese sabor único, me gustaría regresar a Cajicá.
Pasé luego a la sede de la alcaldía, una edificación sobria que engalana la plaza principal. Todo en el palacio municipal está puesto con gracia.
En Cajicá hay dos Casas de la Cultura. La de la plaza se dedica a la banda juvenil que prepara su actuación en eventos nacionales.
Muchos de estos jóvenes vienen a ensayar en bicicleta, al fin y al cabo este es un pueblo bastante plano.
Incluso se ven hombres mayores y algunas mujeres de sesenta y cinco años para arriba, que se desplazan en bicicleta.
En Cajicá hay un mall de restaurantes semejante al que conocí en Ocaña. En mitad del establecimiento florece un curazao hermoso y todo allí está exhibido con gusto y armonía.
Y lo mejor, los sabores tan especiales que venden hechos pan: de café, de chocolate, pan de pasas y el mejor: el pan de aceite de oliva; tiene un sabor diferente, delicioso, como para repetir.
Anduve luego por el otro parque, donde antes funcionó la Estación del Ferrocarril. Está bien arreglado, se ve un sitio agradable y a la altura de Cajicá.
Hasta el 2019 Orlando Díaz Canasto será el burgomaestre de Cajicá.
En el 2005 el censo mostró que en la cabecera hay 27.000 habitantes y en el resto 18.000, para un total de 45 mil cajiqueños.
Sábado 8 de junio de 2019
Un saludo muy cordial para ustedes, soy colombiana pero no conozco Estos lindos pueblos
Me da trsteza.