Boavita (Boyacá).
Martes 26 de abril de 2016
Llegué a estemunicipio boyacense a las dos de la tarde, luego de visitar otros pueblos del norte de Boyacá, al regreso de Güicán.
Lo veo muy bonito e iluminado ahora, tan distinto a cuando abrí los ojos a la una de la mañana, en el bus que venía desde Tunja para Güicán.
A esa hora distinguí las dos torres de la iglesia entre penumbras y medio dormido.
No obstante me da la impresión que a esta localidad le falta color, todo se aprecia en tonos pasteles que no riman muy bien con el clima frío que prevalece.
Esta tarde lo primero fue conseguir habitación, en una esquina de la plaza, de los pocos hospedajes que ofrece baño privado.
Fui a almorzar al restaurante de una señora paisa, que vivió muchos años en Venezuela, de donde tuvo que venirse a raíz de la crisis político-económica que vive el vecino país.
Como ayer viajé toda la noche y dormí muy poco al amanecer, necesitaba una siesta. Así que fui a mis aposentos privados a descansar mientras veía en el televisor el partido del Real Madrid.
Justo mientras descansaba se vino un aguacero fuerte que me arrulló lo más de bueno; duró poco y dejó todo el panorama limpio y húmedo, muy apropiado para las fotos que tomé en seguida.
La iglesia de Boavita, con dos torres encumbradas, es agradable e imponente. Por dentro se ve muy bien y sobria, con tonos azules como simulando el cielo.
Los capiteles dorados se destacan y le dan un toque de elegancia al gran salón de gruesas columnas y tres naves.
Aquí también está garantizada la luz natural durante muchas horas, gracias a las ventanas ubicadas arriba cerca de la cubierta.
La Casa Cural, esa sí inmensa al lado de la iglesia y enseguida del Colegio de Nuestra Señora del Rosario.
En el coro hay un órgano pequeño y son muy llamativos los murales que decoran el templo: uno de San Juan Bautista y el otro de la última cena en el cual aparecen al lado de Jesucristo los que han sido párrocos de la iglesia boavitense.
Otro atractivo turístico de Boavita es la ‘Piedra Gorda‘, una roca de gran tamaño que se ubica cerca a la vereda Cabuyal.
Dicen los vecinos que en las noches se escuchan los quejidos de una madre que perdió a su hijo por tomar una barra de oro que apareció junto a la piedra y descuidar al niño.
Me cuenta el conductor que de Boavita se va a Chita y Jericó, este último, el municipio más alto de Colombia.
Al día siguiente se me pasó el bus que va para Bogotá, pero pronto apareció una buseta que llega hasta Soatá. Esa es la mía. Por $5.000 me llevará hasta ese municipio que me encantó la otra vez cuando lo conocí.
El alcalde de Boavita hasta el 2019 es el señor Jairo Córdoba Suárez.
Acá viven 8.800 boavitanos, 2.800 en el casco urbano y los seis mil restantes en los campos.
Foto de la portada tomada de la Página Web del Municipio.