Astrea (Cesar).
Domingo de Pascua 27 de marzo de 2016
Cuando se viaja, uno de los mayores placeres consiste en probar las delicias gastronómicas de cada lugar.
Hay sabores que se quedan en la memoria gustativa para siempre.
Y a veces uno daría lo que fuera por regresar al sitio en donde comió algún plato suculento, o simplemente calmó el hambre con un pasa-boca exclusivo.
Eso me pasó en Astrea, que no es el gran destino ni el municipio más grande.
No olvido la papa rellena que comí en la calle del medio, de cubierta delgada y chocante, guiso exquisito y una suavidad interior que me supo a ternura. Y si a eso le agregamos un buen ají: ¡Dios Santo!
Por qué no les tomé una foto, para al menos recordar su imagen.
Antes ni sabía que existía un municipio con ese nombre. Ahora cuando como algo rico, recuerdo las papas rellenas de Astrea…
Estando en El Paso, municipio donde nació Alejo Durán, me ubiqué a la salida a esperar transporte para Astrea, el pueblo en donde dormiré esta noche.
Pasaron dos camionetas que no me quisieron recoger, a pesar de llevar puesto. Están en todo su derecho.
Pero en seguida apareció una pareja en un Mazda viejo que me arrimó hasta Astrea por solo $6.000. Los transportes cobran diez mil. Viajé muy cómodo en la mitad de la silla trasera donde tengo vista frontal y no me da el sol.
Acá también la música es de la mejor. Como la pareja de adelante son como de mi edad, no han hecho sino escuchar vallenatos viejos. Qué encanto.
Ah, qué vida la mía, qué bueno llevar esta existencia tan variada y rica en aventuras inolvidables.
Me preocupa ver tan secos los pastizales a lado y lado de la vía. ¿Hasta cuándo va a durar el Fenómeno del Niño, Dios mío?
Casi todo el recorrido es por rectas largas, con buen pavimento y sin peajes.
Arjona es un corregimiento de Astrea, con capilla y placita más o menos grande.
Salimos de El Paso a las 3:20 y a las cuatro en punto me bajé frente a la plaza e iglesia de Astrea, que no son gran cosa.
Muy cerca a la parroquia hay un grupo de hombres emparrandados que escuchan música a buen volumen, vallenatos de ‘El Gilguero de América’ y de vez en cuando una canción de Diomédez.
A la vuelta de la plaza, sobre una calle sin pavimento, están las Residencias donde por $30.000 aseguré dormida con
aire acondicionado.
El baño es con totuma, pero al menos hay con qué bañarme así sea con agua chorreada.
Contraté por $2.000 una moto que me llevó hasta un extremo y otro del pueblo.
Esta localidad tiene tres calles. La del Medio es la principal y más comercial.
En el extremo sur hay dos gigantescos tanques de agua y se ubica la sede de Lácteos Don Fede, una fábrica de quesos.
En el costado norte un árbol muy bello donde a esta hora de la tarde, una bandada de loros llama la atención con su bullaranga.
La moto me dejó en las Residencias de donde saqué el portátil para sentarme a escribir.
Saludé a Luz Mila una mujer lo más de buena honda, simpática y sonriente que vende ricas panochas y galletas. Qué sabor. A $500 las galletas grandes y gordas, cuánta delicia.
Vine a escribir en ‘El Punto del Ron’ donde algunas personas toman licor mientras escuchan vallenatos viejos.
En la acera amplia dispongo de mesa a la sombra y con vista a la plaza.
Ya comenzó a ventear sabroso. Acá el Nestea es a $600. Qué bien.
Este programa que para muchos podrá ser muy ‘plancho’, a mí me fascina. Y como que me inspiro para escribir.
Son las seis de la tarde, ya se ocultó el sol y refrescó el día. Qué programa maravilloso este. Me encanta sentirme tan feliz con tan poco.
Meneo el cuerpo al ritmo de la música. Las que se escuchan son excelentes melodías bailables, cadenciosas, delicadas. Cómo será que pedí una Bretaña.
Otra cosa importante: he visto mujeres bonitas en este pueblo. O ¿será que se me subieron los Nestea? No creo.
En esas suenan las campanas llamando a misa. Y ya ve, tienen bonito timbre.
La alcaldesa de Astrea hasta el 2019 es la señora Sandy Sepúlveda Sánchez.
En este municipio habitan en total astreanos, 18.000 distribuidos por partes iguales en el pueblo y en los campos.
Que buen municipio. Con sus relatos a veces uno queda encantado con lo que describe y hasta parece que estuviera viviendo el momento en ese lugar. Muchas gracias.
Gracias amigo, en realidad Astrea es un pueblo agradable. Saludos.