Ansermanuevo (Valle del Cauca)
Jueves 4 de junio de 2015
Al regreso de El Águila (Valle del Cauca), entré a este pueblo para detallarlo un poco. Lo de ‘nuevo’, es para diferenciarlo de Anserma (Caldas), otro municipio cafetero.
Lo primero fue entrar a conocer la Casa de la Cultura, de construcción reciente. Allí me atendió muy bien su directora. Por ella supe que Anserma fue fundado en 1.539 por Jorge Robledo, primero en lo que es hoy Belén de Umbría, pero luego se trasladó para el sitio que ocupa actualmente.
La importancia histórica de Ansermanuevo, radica en que hizo parte de las ciudades confederadas: Buga, Cali, Caloto, Cartago, Toro y Ansermanuevo. Estas ciudades fueron las que aportaron riqueza y hombres para las batallas de Palacé y Santa Bárbara de Iscuandé.
Porque lo del florero en Bogotá, no fue el único preámbulo a las guerras de independencia. No, desde antes, estas batallas en el Cauca, en las cuales participó el General José María Cabal, el mismo que se ve en el parque de Buga, en esas ofensivas, digo, se empezó a consolidar la independencia del yugo español.
Me cuentan que aquí en Anserma vive la profesora que ganó el premio Compartir al mejor docente de Colombia. Se trata de Nancy Palacio Mena, una docente del Colegio Santa Ana.
Antes se llamaba la Normal de señoritas, pero como ya quedan pocas, ahora es un colegio oficial.
Y otra señora famosa de Ansermanuevo es la cantante ‘Vicky’: Esperanza Acevedo Ossa.
Desde el 2011, la Unesco determinó que Ansermanuevo también hace parte ‘Paisaje Cultural Cafetero’.
Acá en Anserma, por los lados de la vereda La Puerta, en la parte de arriba del municipio, está Waira = Aire y viento, un sitio desde el cual se lanzan parapentistas. A fines de Junio será un encuentro nacional.
Enseguida de la Casa de la Cultura hay un taller de bordado en donde dos señoras trabajaban.
Una de ellas me explica cómo, una técnica es la del calado que se hace después del des-hilado, y otra es la del bordado, que se realiza directamente en la tela.
En Ansermanuevo como que hay tantos talleres como en Cartago, que es la ciudad que tiene la fama.
En el Restaurante La Casona de Ansermanuevo, almuerzo por $6.000, con sopa de albóndigas y pescado sudado.
Todo estaba exquisito, y una maravillosa atención. Quise más jugo y me trajeron la jarra, más arepa, y ahí las tuve.
Me senté en la mesa donde almorzaban dos agentes de policía, los noté preocupados, pues según dicen,
‘a la guerrilla le ha dado por matar policías y soldados. Está pasando lo mismo del tiempo de Pastrana,
anotaba uno de ellos, cuando la guerrilla tomó tanta fuerza, ahora también se está re-armando. Los medios no informan la verdad, pero nosotros a través de este radio, sí nos enteramos de todo’, terminó diciendo el hombre.
A continuación pasé a fotografiar la iglesia de Ansermanuevo, que no es gran cosa. Entiendo que antes había allí una capilla colonial muy bonita, pero a un cura le dio por tumbarla para hacer ‘esa ramada’ que hay ahora.
Se trata de un templo de torre cuadrada y moderna. Lo que no me explico es cómo se sostiene la cubierta que cubre un salón inmenso, sin columnas.
Dentro de la iglesia se ve el cuadro de Nuestra Señora de Chiquinquirá, tan antiguo que data de 1.753 y se conserva bien, dentro de un marco plateado.
La plaza de Anserma no es muy bonita. Tiene un parque rectangular y permanece lleno de busetas que no tienen otro espacio en dónde estacionarse.
Al parque lineal lo decoran una cruz de la Santa Misión, un kiosco, la réplica de un jeep Willys y la imagen de la Virgen María.
Lo que sí me pareció muy bonito fue el Edificio Patria, de estilo Art Deko.
Converso con un lugareño en una banca del parque. Resultó ser un hombre culto, que se pensionó en Papeles Nacionales, la fábrica que está cerca de Cartago, pero dentro de territorio pereirano.
Mi amigo cuenta detalles de lo que era su trabajo. Me enteré que como esa fábrica consume tanta agua para blanquear el papel, tienen cinco pozos profundos de los cuales sacan el líquido, más el agua que toman del río La Vieja.
Ahora esa planta está muy tecnificada, por lo cual han reducido al máximo el número de obreros.
La máquina que fabrica y empaca los pañuelos faciales, por ejemplo, bota paquetes y paquetes sin cesar, ‘parece una rana poniendo huevos’, expulsa prouctos, por miles cada hora.
Ansermanuevo también es productor de ladrillos y tejas. Hay varios tejares en su territorio. Al pasar por la glorieta viniendo de Cartago, vi cómo en la ladrillera del frente estaban amasando barro. Entonces le dije al conductor que se detuviera, para ver como se realiza ese trabajo.
Y sí, qué bueno que entré a la fábrica a ver el principio del proceso. Un señor amable, zurriago en mano, alentaba a tres yeguas para que dieran vueltas sin cesar sobre un eje. Los cascos de las cabalgaduras pisan y pisan el barro húmedo, para ablandarlo y hacerlo maleable y puro.
Lo que me llamó la tención es cómo el conductor de las bestias, no solo los amenazaba con el látigo, sino que también alentaba a los animales diciéndoles: ‘Vamos, niña’. Como quien dice: garrote y zanahoria.
Y es que esta vez, todas son hembras. Durante tres horas y media, me contaba el hombre, las yeguas dan vueltas y vueltas. No se marean porque, decía él, ya están acostumbradas. Aquí no utilizan bueyes, que son más lentos, sino que prefieren cabalgaduras.
Y ante mi pregunta de, por qué les amarraban ese trapo debajo de los ojos, el hombre me explicó que si se les permite mirar al piso, en donde ponen los cascos, dejan morros de barro sin amasar, es decir, eligen la parte baja y fácil para colocar las patas.
Más adelante me llamó la atención la capilla del cementerio, cuya cruz blanca se ve desde la carretera, y entonces contraté una moto-rratona que me llevó hasta el campo santo, esperó a que tomara las fotos y me regresó al centro de Anserma.
Me encantó ese cementerio, ubicado en una colina, con buena ventilación, aire, pajaritos trinando a esta hora de la mañana y una excelente vista. Las tumbas están casi todas decoradas con flores, así sean de plástico.
No, pues, a mí que me entierren acá en este sitio tan agradable.
Al regresar de Argelia, estuve justo a tiempo para abordar por $2.000, el campero que salió a las dos de la tarde para la vereda La Puerta, junto al sitio desde donde se lanzan los parapentistas. La carretera es destapada y con mucho polvo, pues varias volquetas van y vienen por esta vía.
Yo me quedé al principio del recorrido, en el Alto de la Cruz, desde donde la vista sobre Ansermanuevo y gran parte del Valle del Cauca es espléndida. Hay allí una cruz con jardín en la base. Al momento llegaron dos jóvenes en moto, quienes fueron quienes me tomaron algunas fotos con la ciudad de fondo.
Sobre el firmamento navegan varios parapentistas. El paisaje es inmejorable, me siento feliz, este punto me fascina, cuánta emoción siento en este lugar.
Pocos miradores me han cautivado de esa manera, como el Alto de la Cruz de Ansermanuevo. Es de ensueño!
El firmamento está azul, se distinguen a lo lejos la torre alta de la catedral de Cartago, y algunos edificios del centro urbano. En el costado nor-oriental de Anserma están haciendo una explanada en la cual construirán casas de interés social.
Por mí me hubiera quedado allí más tiempo, pero ya se habían ido los motociclistas y quedarme por la noche en este lugar a solas, no es conveniente. Así que abordé el primer vehículo que bajó, una motico Yamaha 80, a la que menos mal, le toca todo en descenso.
Ansermanuevo es municipio desde 1.925, tiene en total 19.000 ansermenses, doce mil en la cabecera y siete mil en el campo. El alcalde hasta el 2019 es el señor Juan José Buitrago Valencia.
Nunca me imaginé que me fuera a gustar tanto este pueblo, con sus bordadoras, ladrilleras y el Alto de la Cruz.