Aguachica (Cesar).

Miércoles 30 de marzo de 2016

En el 2008 había estado en Aguachica, razón por la cual cuando regresé de Gamarra y encontré que por ser hoy, último miércoles de mes, no se permite el uso de motos, me desanimé un poco y estuve a punto de resignarme con las fotos y el relato de hace ocho años.

Pero luego pensé: No, que va, a dejarme contagiar una vez más, del espíritu de Aguachica. Y fue una excelente decisión.

Primero llegué hasta el ‘Parque del Morrocoy’, donde se ve la imagen de la tortuga, de regular calidad.

Necesitaba retirar dinero y como hacía tanto calor afuera, estuve un cuarto de hora refrescándome con el aire acondicionado de la oficina bancaria. Allí conversé con un empresario de Ocaña que quiere expandir su negocio en Aguachica.

Anduve por la calle quinta, la más comercial de este municipio. Se ven muchos almacenes de zapatos y ropa.

San Roque, es el patrono de Aguachica, y en su honor está el parque central, que remodelaron el año pasado.

Ahí está la iglesia del Protector, de una sola torre y fachada blanca. Pero lo que más me gustó fue el piso del corredor principal, antiguo y original.

Una señora amable me informó acerca de dos atractivos turísticos de Ocaña:

El ‘Alto de la Cruz’, un excelente mirador desde el cual se divisa toda la ciudad. Se recomienda subir acompañado y en horas de la mañana, cuando el sol no da de frente. Esa atalaya se llena de peregrinos durante la semana santa y el 3 de mayo, día de la Santa Cruz.

Lo interesante es que allá arriba hay una campana que los aspirantes a alpinistas hacen sonar, para indicarle a todo el pueblo que coronaron la cumbre.

La señora también me habló de Gustavo Rangel, un historiador de Aguachica que está redactando una Historia del Municipio, con base en las entrevistas que hace a personajes y ancianos del pueblo. Rangel también ha compuesto canciones a su tierra.

Y otra cosa que me recordó la amiga fue el Cable Aéreo que hubo entre Ocaña y Aguachica, sobre el cual ya me habían contado cuando estuve en Ocaña. Supongo que era similar al que unió a Mariquita con Manizales.

La Alcaldía, entre la iglesia y la Casa Cural, es sencilla, pero sus funcionarios: cómo son de amables y acogedores. Todos me recibieron muy bien cuando pasé por las oficinas invitándolos a visitar el blog.

En el Palacio Municipal una empleada me recordó que en Aguachica, fuera de la de San Roque, que es la parroquial, hay seis iglesias más: la del Carmen, la de María Auxiliadora que está a cargo de los padres salesianos, la de San Vicente de Paúl, entre otras.

El otro atractivo de Aguachica es el ‘Bosque del Agüil’, una reserva forestal y pulmón dentro de la ciudad, ubicado a solo cuatro cuadras del Parque de San Roque.

Hasta allí fui a pie. Muy agradable el lugar. Hay un descenso corto para llegar al sitio donde hubo una piscina. Un nacimiento de agua que hay en el centro del parque, es muy útil ahora durante el Fenómeno del Niño.

Caminar sobre el tapete de hojas secas que ha dejado el verano, es un placer también para los oídos, por el sonido crujiente de la hojarasca.

Pero lo mejor fue el concierto de chicharras que empezó enseguida. Comienza una con su canto estridente y luego las demás se unen al coro, de tal manera que al momento el sonido es bien alto y agudo. Parece como cuando se viene un aguacero de improviso o cuando se vierte un costal de maíz sobre una lata.

Por último, hacia las cuatro de la tarde llegué al Terminal de Transportes para gestionar el regreso a Medellín esta noche.

Pero antes de ingresar comí pan ocañero y papa de huevo a manera de cena. Ahí cerca está la imagen primitiva del Corazón de Jesús, ingenua pero llamativa.

En Aguachica hay muy pocas panaderías, pero es que del municipio vecino surten de pan a muchas tiendas y misceláneas. El ocañero es un pan muy rico y económico.

Hoy hizo una tarde fresca en Ocaña. Siquiera, porque cuando aquí hace calor el termómetro sube hasta 34 grados o más.

El alcalde de Aguachica hasta el 2019 es el señor Henry Montes Montealegre. En este municipio del Cesar viven 82.000 aguachiquenses,  69.000 en el casco urbano y 13.000 en los campos.